Somos Las Mujeres Contra la Violación y nos oponemos a la extradición de Julian Assange

Durante décadas hemos hecho campañas para que se capture, inculpe y condene a los violadores. Pero la persecución de Assange es de carácter político.

Katrin Axelsson y Lisa Longstaff del colectivo Las Mujeres Contra la Violación
guardian.co.uk, jueves 23 de agosto de 2012 09.00 BST

Cuando Julian Assange fue arrestado, nos llamo la atención el fervor inusual con que se lo perseguía por estar acusado de violación.

Hoy parece aún más evidente que la acusación en su contra es una cortina de humo detrás de la cual una serie de gobiernos intenta acabar con WikiLeaks por haberse atrevido a revelar al público sus planes secretos de guerras y ocupaciones, con sus consecuentes violaciones, asesinatos y destrucción.

Que se esté pidiendo justicia para un acusado de violación no implica que no se haga justicia por sus acusadoras. Sucede que, en este caso, se les está negando la justicia tanto a las acusadoras como al acusado.

El proceso judicial está viciado. Por un lado, empezaron a circular por Internet los nombres de las mujeres que hicieron la acusación; se las flageló y acusó de “trampa de miel” y se desestimaron sus denuncias por considerar que no hubo una “verdadera violación”. Por el otro lado, gran parte de los medios de comunicación se refiere a Assange como culpable de los hechos, pese a que ni siquiera fue inculpado. No nos corresponde a nosotras decidir si las acusaciones son verdaderas o falsas o si lo que sucedió debe considerarse un caso de violación o de violencia sexual, ya que no disponemos de todos los hechos, y lo que se dijo hasta el momento no fue comprobado. Lo que sí sabemos es que el derecho al anonimato de las víctimas y el derecho del acusado a que se lo considere inocente hasta tanto se pruebe lo contrario son elementos fundamentales para que un proceso judicial sea justo.

Los tribunales suecos y británicos son responsables del modo en que se manejaron las acusaciones. Al igual que en cada caso de violación, no son las mujeres quienes están a cargo del caso, sino el Estado.

Más allá de que Assange sea o no culpable de violencia sexual, no creemos que sea esta la razón por la que se lo persigue. Una vez más los políticos usan la furia y frustración de las mujeres ante la reiteración de casos de violación y otras formas de violencia para promover sus propios objetivos. A las autoridades les importa tan poco la violencia contra la mujer que manipulan las acusaciones de violación a su voluntad, generalmente para incrementar su poder; esta vez con el fin de facilitar la extradición e incluso la “rendición extraordinaria” de Assange a los Estados Unidos. El hecho de que Estados Unidos no haya presentado hasta el momento una demanda de extradición no garantiza que no vaya a hacerlo una vez que Assange se encuentre en Suecia; tampoco garantiza que no vaya a ser torturado, como lo fueron Bradley Manning y muchos otros hombres y mujeres. El colectivo Mujeres Contra la Violación no puede ignorar esta amenaza.